En la heladera
Quisiera ser un poco más ordenado. Tener montoncitos repletos de cosas parecidas, apiñados; y, luego, correr entre ellos hasta que sea tarde para ir a trabajar.
Sin embargo, sólo guardo un orden extraño en la heladera, donde los restos de las cenas tienen una formación casi militar.
Así que cada vez que llego tarde a trabajar, el aroma de un bife por vencer me suele delatar.
10 comentarios:
A mi me delatan los tacos y su manía por anunciar mi llegada.
PS: Primi!.
Pensaba que el reloj donde marcas tu tarjeta también lo hacía, pero al parecer te has ganado un cómplice laboral.
Pues oye, y qué aburrido sería si las cosas salieran como uno quiere no?
Tú no llegas tarde al trabajo, o yo me estoy perdiendo entre el lenguaje figurado.
PS: Segun!
A veces llego tarde. Sobre todo cuando trato de recoger mis animos del piso.
yo me dejo tentar por cuaquier cosa
jeje
todo sale bien al final. eso si uno quiere
besitos!
xD
Yo siempre llego tarde. Siempre. Es mi toque personal. Si llegara temprano la gente se daría cuenta de que algo me ha pasado. Y, en efecto, el día que llegue temprano, será el día que en que esté motivada por llegar.
Es hora de que surjan más subversivos de la tiranía de la puntualidad. Aunque le moleste al presidente.
Nada de "Perú, la hora sin demora". A los peruanos nos gusta llegar tarde. Que no nos quiten nuestra esencia, nuestra idiosincracia, nuestra peruanidad. Reivindico el derecho a quedarme un rato más entre las sábanas.
Yo siempre llego tarde a casi todo... pero cuando cuando ha valido la pena el retraso, me delatan el cabello revuelto, el olor a café y la sonrisa complice...
Y sobre las heladeras, o refrigeradores como le decimos acá... Yo creo que los ojos no son el espejo del alma... sino la heladera.
Un saludo!
Una revolución asoma tímidamente la cabeza entre estos comentarios.
Amanda: El olor a cafe siempre me acompaña, así que espero no se le ocurra delatarme a mí también.
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