jueves, 7 de junio de 2007

En la heladera

Quisiera ser un poco más ordenado. Tener montoncitos repletos de cosas parecidas, apiñados; y, luego, correr entre ellos hasta que sea tarde para ir a trabajar.

Sin embargo, sólo guardo un orden extraño en la heladera, donde los restos de las cenas tienen una formación casi militar.

Así que cada vez que llego tarde a trabajar, el aroma de un bife por vencer me suele delatar.

10 comentarios:

Claudia dijo...

A mi me delatan los tacos y su manía por anunciar mi llegada.

PS: Primi!.

Juan Manuel Robles dijo...

Pensaba que el reloj donde marcas tu tarjeta también lo hacía, pero al parecer te has ganado un cómplice laboral.

José A. Pacheco dijo...

Pues oye, y qué aburrido sería si las cosas salieran como uno quiere no?

Tú no llegas tarde al trabajo, o yo me estoy perdiendo entre el lenguaje figurado.

PS: Segun!

Juan Manuel Robles dijo...

A veces llego tarde. Sobre todo cuando trato de recoger mis animos del piso.

Karen dijo...

yo me dejo tentar por cuaquier cosa

jeje

todo sale bien al final. eso si uno quiere

besitos!

xD

Clau dijo...

Yo siempre llego tarde. Siempre. Es mi toque personal. Si llegara temprano la gente se daría cuenta de que algo me ha pasado. Y, en efecto, el día que llegue temprano, será el día que en que esté motivada por llegar.

Juan Manuel Robles dijo...

Es hora de que surjan más subversivos de la tiranía de la puntualidad. Aunque le moleste al presidente.

Clau dijo...

Nada de "Perú, la hora sin demora". A los peruanos nos gusta llegar tarde. Que no nos quiten nuestra esencia, nuestra idiosincracia, nuestra peruanidad. Reivindico el derecho a quedarme un rato más entre las sábanas.

Amanda dijo...

Yo siempre llego tarde a casi todo... pero cuando cuando ha valido la pena el retraso, me delatan el cabello revuelto, el olor a café y la sonrisa complice...

Y sobre las heladeras, o refrigeradores como le decimos acá... Yo creo que los ojos no son el espejo del alma... sino la heladera.

Un saludo!

Juan Manuel Robles dijo...

Una revolución asoma tímidamente la cabeza entre estos comentarios.

Amanda: El olor a cafe siempre me acompaña, así que espero no se le ocurra delatarme a mí también.