martes, 30 de octubre de 2007

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Billy the kid soñaba con vivir en Buenos Aires, tierra de tangos y milongas.

La primera milonga que escuchó fue en una oscura taberna del centro de la ciudad. Un inmigrante gaucho había entonado su melodía sin importarle el qué dirán.

Billy the kid solía espiar al inmigrante gaucho. Lo siguió durante semanas, desde la mañana hasta la noche. Aprendió a cebar mate y a exagerar los números. Aprendió también que existía una región llamada Córdoba y que los gauchos extrañaban sus pampas y sus lluvias.

Billy the kid adoptó el dejo de aquel gaucho hasta que un día, en una reyerta en el mismo bar dónde conoció las bondades de Gardel, apuñaló por error a cierto amor anónimo.

Desde entonces Billy the kid, solo sabe que un sabor extraño inunda el Río de la Plata.

lunes, 29 de octubre de 2007

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Billy the kid se cambió de nombre en 17 ocasiones distintas y ninguna de aquellas veces fue con intenciones de evadir a la justicia. Billy intervenía en reyertas ajenas e inventaba trifulcas propias de las cuales siempre lograba salir con alguna que otra cicatriz. Todo en aras de obtener un nuevo rostro, un nuevo nombre con el cual pueda salir al encuentro de cierto amor anónimo y recuperar algunas noches y ciertas caricias en las manos.

viernes, 26 de octubre de 2007

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Cerca de un despeñadero, Billy the kid solía contar hasta diez y disparar. Le gustaba el sonido de su voz, perdiéndose en el fondo de aquella grieta inmensa.

Los disparos que hacía no eran más que tres, a fin de no romper la hermosa simetría entre ellos y la cantidad de monedas con las que contaba.

Billy the kid silbaba al terminar de disparar, y recogía los casquillos de sus balas muertas. El creía que, de esta manera, el despeñadero, sus ánimos y su voz podrían acompañarlo hasta el final de la jornada.

jueves, 25 de octubre de 2007

Anónimo (con ayuda de LH)

Billy the kid conoció el amor en un cuerpo anónimo, con un rostro anónimo y una sonrisa anónima. No tenía mucha más edad que cuando soñaba con atrapar estrellas desde su camarote, pero aquella noche fingió ser un cuerpo apergaminado con oscuras cicatrices de otros tiempos.

Billy the kid repitió muchas veces aquella noche. Y si bien siempre supo el nombre de aquel rostro, prefirió dejarlo sobre la mesita de noche. Billy creía que el amor no debería asirse en un nombre, sino en el contacto de las yemas de los dedos de dos cuerpos sin palabras.

Billy the kid nunca la llamó por su nombre. Pero lo único que le sucedió fue conocerla.

lunes, 22 de octubre de 2007

Billy the kid

Billy the kid (antes llamado sombra) acostumbra desayunar descalzo. Dejar el sombrero de ala ancha sobre la mesa y rezar de mala gana un padre nuestro. No es que sea un tipo muy religioso, pero esa oración es una suerte de homenaje a un párroco que una vez lo ayudó.

Billy the kid no sabe que escribo de él.

Billy the kid sabe llorar y sabe de sufrir. Lo descubrió una noche cuando tenía cinco años y se raspó la rodilla contra un cerco de un rancho vecino.


Billy the kid camina descalzo hacia la salida. Va herido. Por eso sabe a donde va.

sábado, 20 de octubre de 2007

Corrección

No Luchito. Yo soy Billy the Kid. Y de niño me encantaban trozar los petalos de las flores del jardin municipal entre mis dedos.

martes, 16 de octubre de 2007

The end is the beggining is the end

Y, finalmente, como toda historia. La mia terminó.
Esta ahora es la historia de mi sombra.

Aún no conozco el principio, pero sí se que suele almorzar en cualquier cafetín que encuentre un poco solitario.

domingo, 14 de octubre de 2007

Runaway

A letter box has awakened and escaped from the place that used to be called its home.
It wouldn´t bother me; but the fragrance of its runaway is knocking at my door asking for a new home.

viernes, 12 de octubre de 2007

Alone, together

The good bye wave of the satin doll has installed at my home. And its manners are opening my hand, possessing and caressing me.

Across the universe

A veces, en las tardes, pareciera que mi vida transcurre en blanco y negro. Así que, entre olas de papeles y el caos que me invaden, tomo mis audífonos y me imagino en un cafetín, sonriendo.

viernes, 5 de octubre de 2007

Sea vida E

Al final descubrí que hacía mi sombra por las noches. Hace de un hipocampo enamorado en un acuario cuyo nombre no recuerdo.

Me and the major

Hace dos días y 30 años Luchito Hernández se fue.

Desde este lado del silencio, le recordamos que los laureles aún siguen siendo usados en los tallarines. Ya no en los poetas porque Billy the kid se los llevó todos consigo.

Ps: Yo también voy herido por la espalda Luchito. Por eso se a donde voy.