jueves, 9 de agosto de 2007

Happy end of the world

Luego de muchos trazos en el parquet de mi casa, los descubrí. Todos los sueños y esperanzas con los que solía esconderme de mis padres se encontraban en un rinconcito azul cerca de la sala. Tomando un café y esperando con su buzo de colegio a que nuevamente los lleve conmigo en mi mochila.

Lástima que sólo quede entre nosotros algunas cuantas imágenes plagadas de risas y maromas con las cuales matábamos el tiempo en nuestra época escolar.

2 comentarios:

Claudia dijo...

Mentira. Yo estoy en Argentina.

Juan Manuel Robles dijo...

¿Y a qué sabe eso?