viernes, 25 de abril de 2008

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Debido a su cercanía con Fiorellita carapálida, Billy the kid descubrió los placeres de sentarse en un semicírculo, esperar el turno para hablar e inventar una historia sobre búfalos y cazas. El nunca había cazado un búfalo, así que sólo intercambiaba en sus cuentos a los cajeros por los búfalos. Así intentaba guardar cierta coherencia en cuanto a las muertes que causaba.

En una ocasión, Billy fue invitado a fumar con ciertos ancianos de la tribu. Desde entonces, no paraba de fumar. No conocía a ciencia cierta los efectos de aquel hábito, pero sabía que a partir de éste, su corazón parecía bostezar en su pecho y eso lo consolaba. Fiorellita carapálida creía que él sólo quería una siesta larga sobre un prado. Pero siempre le faltaba tiempo.

Tiempo y una sombra que lo cuide.

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